Empezamos diciembre, mes tradicionalmente vinatero, con
multitud de ocasiones para celebrar descorchando una botellita, con un roble de
la D.O. Toro. Hacía ya tiempo que no visitaba esta denominación en el blog y,
para ser sincero, no va a resultar memorable.
Hablamos de un caldo elaborado con tinta de Toro 100%, Munia
se llama el angelito, un tinto roble con seis meses de crianza de bodegas
Viñaguareña y con unos generosos 14,5º de volumen de alcohol. Su precio es
bastante modesto; menos de 5 euros por botella.
Visualmente es muy capeado, como era de esperar, de color
rojo picota y muy limpio. En nariz destaca por sus recuerdos a fruta roja, con
matices licorosos e intensidad media, hasta aquí todo bien; en boca es dónde
decepciona un poco, se presenta inmaduro, torpe y poco elegante. Es un vino con
matices diversos, pero poco estructurados, vainilla y tonos minerales pero
ahogados en un excesivo protagonismo alcohólico que resulta un poco
desagradable. Persistencia media baja y tanino levemente astringente. Una pena,
la verdad, ya que en fase olfativa prometía mucho. Puede que le quede algo de
recorrido en botella o que las añadas de 2011 o 2014 resulten de mejor calidad.
Ésta de 2012 resulta muy, pero que muy floja. Presentación correcta en
bordelesa clásica y etiquetado discreto con la información justa. No da para
más. No es un vino penoso ni estrictamente malo, pero por el precio hay en Toro
mejores opciones.
Puntuación de Baco:
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Entre 3 y 4. No más.
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ESCALA DE PUNTUACIONES | |
0 | Infame. Para largarlo por el desagüe del fregadero. |
1 | Mejor en el guiso. |
2 | Se bebe pero no vale lo que cuesta. |
3 | Sí, pero no. Regular. Prescindible. Plano. |
4 | Aceptable relación calidad-precio |
5 | Un vino agradable y correcto. |
6 | Un buen vino. |
7 | Me gusta, me gusta, me gusta. |
8 | |
9 |
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